Los pólipos endometriales son pequeñas tumoraciones que se producen en el endometrio, la parte que recubre el interior del útero, aunque a veces se localizan en el cuello del mismo e incluso en la vagina. Su tamaño puede ser de 1-2 milímetros, y pasar casi desapercibido, o crecer hasta los 2 cm o más. Como todos los pólipos, suelen ser benignos, menos del 5% de los casos detectados son pólipos malignos.
¿Qué causan los pólipos endometriales?
A pesar de que es un problema que afecta a casi el 20% de las mujeres en España no se conoce bien qué causas los desencadenan. Se sabe que las mujeres con obesidad, con tratamientos para el cáncer de mama, con antecedentes genéticos de cáncer de colon, con hiperestrogenismo, con más propensas a padecerlos. Evitar estos factores de riesgo reducirá la probabilidad de padecer los pólipos.
¿Cómo se detectan?
Como casi todos los pólipos no suelen presentar síntoma alguno. La mayoría se detectan en revisiones ginecológicas rutinarias. Es muy excepcional que un pólipo produzca molestias o dolor.
En algunos casos se aprecia un aumento anormal del sangrado vaginal o una infertilidad pone en alerta al paciente que acude al centro de ginecología donde se le diagnostica.
¿Cuál es el tratamiento?
Una vez el ginecólogo ha diagnosticado el pólipo endometrial el tratamiento pasa por la intervención quirúrgica. Dependiendo de las circunstancias de cada paciente se puede recomendar desde el típico legrado o raspado uterino para hacer la polipectomía (extirpación del pólipo) a las modernas técnicas de resección por histeroscopia. La histeroscopia es un procedimiento clínico muy sencillo y moderno que permite realizar la extracción de un pólipo por medio de una endoscopia, consiguiendo una intervención rápida y sobre todo muy poco invasiva. Únicamente en mujeres con pólipos de gran tamaño o donde el riesgo de malignidad está muy presente, se puede llegar a proponer una histerectomía, extirpación del útero completo.
¿Qué hacer?
Acudir a las revisiones ginecológicas periódicas para que en caso de que surjan se diagnostiquen lo antes posible. Y si apareciese ante todo no debemos preocuparnos, las técnicas de hoy en día hacen que la extirpación de un pólipo sea algo fácil, seguro y hasta rutinario. La probabilidad de que un pólipo sea maligno es muy pequeña y aún así, la simple extracción del mismo puede implicar la total curación sin necesidad de tratamientos adicionales.